Si nos aprovechamos de la desgracia de los otros, pronto seremos nosotros los desgraciados.
Parece que esté hablando del Karma, pero en realidad estoy hablando de la evidencia.
Por el hecho de comprar barato hemos dejado que empresas se deslocalizaran trasladándose a países subdesarrollados. Estas producciones, en contra de ayudar al desarrollo de estos países están esclavizando todavía más a su población, en especial a las mujeres.
La cuestión es que no podemos competir con ellos en precios, si queremos empezar ha hacerlo parece ser que habrá que competir con derechos, o eso es lo que nos piden los mercados internacionales. Realmente ¿nos sale tan barata la ropa que compramos?
La campaña Ropa Limpia de SETEM denuncia esta situación a través del cortometraje “38”.
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